miércoles, 18 de enero de 2012

IDENTIDAD COLECTIVA Y CONSTRUCCIONES SUPRAESTATALES


El mundo está en crisis. Las revueltas comienzan a invadir los países del Primer Mundo bajo un sincero arquetipo “los indignados”. Grecia, Alemania, Londres, España, Italia e, incluso, el gigante estadounidense ha caído en la red de la comunicación de “los indignados”. 


Lo que en un principio parecía una transformación negativa para la defensa de los derechos de los ciudadanos, la identidad colectiva más globalizada de la historia, parece estar encontrando en ,estos momentos , un punto de inflexión con el que se atisban dos posibilidades futuras: de un lado, que nada suceda, que el germen que comenzó con la Primavera Árabe e invadió los países occidentales decaiga, por la frustración y sea recordado en un futuro como otro Mayo del 68; o, que aparezcan líderes que armen la identidad colectiva del movimiento dotándolo de los factores necesarios para llegar a fines duraderos. 


Es tan solo un ejemplo actual de como la identidad colectiva puede expandirse también por Internet, sin necesidad de intercambios comerciales o colonizaciones. La simple interactuación de distintos grupos sociales supone revoluciones sociales. Sería absurdo pensar, que la identidad colectiva es un fenómeno inalterable, fruto de una sociedad por sus valores y actitudes, solo registrable en los medios de comunicación masivos y en las actuaciones estatales. La identidad colectiva nunca ha estado sujeta al gobierno, es cierto, que su elaboración y fortalecimiento necesita de fuerzas políticas, que en la mayoría de los casos, resultan absurdas sin la actuación del Estado. Pero han existido casos en la historia en los que pese a un absolutismo atroz, se ha construido una identidad colectiva minoritaria, como hemos visto, muchas se han tratado de aniquilar con guerras, que devolvieran la estabilidad a los gobiernos más fuertes. 


La identidad colectiva es la base social que precisa un gobierno para asegurar su estabilidad. Así como es la identidad colectiva, la que permite la creación de los distintos movimientos sociales. El ser humano, como animal de costumbres y animal social, necesita sentirse identificado y miembro de un grupo más grande que el familiar.  Es una realidad que se continua utilizando por los Estados fuertes. Estados Unidos es el país con una identidad colectiva más fuerte, el adoctrinamiento que se produce en las escuelas forja varios límites para el pensamiento la sociedad estadounidense: una única nación con una riqueza cultural y legislativa basada en el estado federal; la construcción de un imaginario colectivo en el que los individuos aparecen como seres totalmente libres, bajo un Estado protector;  y, la seguridad de que continúan siendo la Gran Superpotencia, pese a los datos económicos actuales, que convierten a EEUU en el país más endeudado del mundo. 


El ejemplo más sencillo para observar la construcción del imaginario colectivo y la fortificación de la identidad colectiva de los países más desarrollados, es clara al observar el mapamundi que se utiliza de forma general. Un mapa irreal, en el que los países no tienen las proporciones físicas verdaderas, sino las proporciones que el mundo occidental querría poder darles al resto de países.  Pero nosotros, gracias las actuaciones supraestatales que se han venido dando desde el primer capitalismo comercial, somos incapaces de pensar en el mundo de una manera distinta a la generalizada. 






Páginas de interés:
Artículo, "Sol visto desde Mayo del 68" de Eva Cavero
Reflexión sobre la creación de la identidad colectiva en ciberespacio de Nicanor Ursua
Mapa mundial de la deuda externa
El desarrollo de la identidad norteamericana: de la Guerra Fría a la Guerra de Irak
El Mapa Mundo Real de Arno Peters
La proyección de Fuller
El concepto de movimiento social: acción, identidad y sentido, por María Revilla Blanco


Tania Martínez-Raposo Martín



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